Cuando empieza el mundo a rodar a nadie le piden permiso para que continúe manteniendo su orbe, su giro, su movimiento elíptico, su sin… El tiempo corre despacio, y gira sin parar este mundo que nos ha hecho presos de nuestra propia vida. Vida que sólo se siente si se vive en el conocimiento de que no tiene sentido. El mundo ha empezado a girar y no nos ha pedido permiso.
Los océanos se llenaron de lágrimas, sólo son el recipiente del caudal de lágrimas de los que componen el mundo. No hay misterios, sólo uno y si se descubre se acaba el mundo. El océano sólo es un recipiente de las lágrimas de los que lo adivinaron. Que no existe la vida es lo que debemos saber, lo que ha de conocerse, lo que se ha de descifrar. Cuántos soles malgastados, cuantas noches vacías y todo porque esperamos que no sea lo que pensamos: que la vida no puede ser sólo la combinación de cuatro letras. Y cómo enseñar al ciego qué es el color azul. Nadie puede enseñar que la vida no es más que la combinación de cuatro letras.
La no-vida consta de cuadritos en blanco, como los de un crucigrama, que hay que rellenar para que parezca que tiene algún sentido. Por qué la necesidad de darle sentido. Aceptémoslo, no hay sentido en estar vivo, no somos ni responsables de nuestro nacimiento, ni de nuestra muerte. Sólo es un pasatiempo, la no-vida. La ausencia de sentido no debería inquietarnos, acaso nos preguntamos qué sentido tiene que hayan unas cosas que llamamos flores, qué sentido tiene que existan distintos árboles…,las respuestas siempre estarán vinculadas con la utilidad, porque nos sirven para algo…pero eso es una respuesta simplista y basada en el yo. No hay nada hecho exclusivamente para la humanidad y todo no es más que un inmenso complemento.
No hay ley divina ni orden universal. No hemos venido a aprender nada y no somos nada. No es pesimismo, es realidad. ¿Te atreves a llevar ese peso? Bienvenid@
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